“Es absolutamente
esencial el consentimiento voluntario del sujeto humano… sin
intervención de cualquier elemento de fuerza, fraude, engaño, coacción u otra
forma de constreñimiento o coerción…” Código de Ética Médica de Núremberg
20/08/1947
INTRODUCCIÓN
El presente ensayo
se realiza bajo el amparo del DERECHO DE CONTRADICCIÓN, pues no solo debemos
escuchar la versión ‘oficial’ sino, además, tener otros puntos de vista e
informaciones que nos permitan tomar las decisiones de forma correcta y
equilibrada.
Desde las élites
gubernamentales y corporativas a nivel mundial se está buscando imponer una ‘verdad’
única, oficial e indiscutible, so pena de censura, represión, acoso y aislamiento
social a quienes osen criticar dicha ‘verdad’.
No se trata de
generar una polémica ‘per se’, sino de abrir el debate y avanzar en la
búsqueda de soluciones; al fin y al cabo, todavía existe y debemos defender el
derecho a la libertad de pensamiento y expresión.
CONTEXTO MUNDIAL
COVID-19
El Sars-Cov-2 que
produce la enfermedad de COVID19 llegó para quedarse por un largo tiempo entre
nosotros (sumado a las enfermedades por desnutrición, contaminación ambiental,
cáncer por aire, agua y comida tóxicas, entre otros problemas que aquejan a
amplios sectores de la sociedad).
Todavía no está muy
claro su origen, pues si fuera natural su evolución y tratamientos serían
predecibles, en tanto que si es un invento de laboratorio (ya sea con fines
investigativos o netamente como arma biológica) su evolución y tratamientos
serán completamente impredecibles e inestables. Por tal y como van las cosas,
lo más probable es que sea la segunda opción. Ya el tiempo nos lo dirá pues NO
existe el ‘crimen perfecto’, tarde o temprano todo sale a la luz y la verdad se
llega a saber; aunque para entonces posiblemente “arderá Troya” …
Esta peste llegó
al mundo en un contexto muy difícil, en medio de una crisis económica
internacional de gran magnitud, luchas financieras y comerciales entre grandes
potencias, protestas sociales por doquier, fuertes y crecientes daños ambientales,
peligrosas ‘nuevas tecnologías’ experimentales, una degradación social y
cultural sin precedentes, en definitiva, en un sistema que comienza a derrumbarse
en todos los frentes.
Desde marzo del
2020 están utilizando el tema del COVID19 para ‘resetear’ el actual sistema,
para ‘salvarlo’ de las llamas en que está envuelto. Aparentemente suena lógico,
pero ¿salvarlo para quién?, ¿a favor de quienes y en contra de quienes?, y más
importante aún ¿a qué precio?
Hasta el momento
los perjudicados hemos sido las clases medias, los trabajadores y productores
(PYMES) en todos los países del mundo (con distintos grados y matices); en
tanto que los grandes beneficiarios son la banca y la alta burocracia.
LA SALUD,
CONVERTIDA EN UN GRAN NEGOCIO
La SALUD es uno de
los principales DERECHOS HUMANOS y CONSTITUCIONALES que tiene toda persona y
comunidad.
Este derecho está
en el mismo rango que el derecho a la vida y la libertad; sin embargo, no es un
derecho abstracto, sino concreto, pues para su ejercicio se requieren de una
serie de cosas como son: una buena alimentación, vestido, calzado, vivienda,
ambiente sano, asistencia médica, servicios básicos, seguros de desempleo,
enfermedad, invalidez, vejez, entre otros.
La SALUD, al ser
un derecho humano y constitucional de alto nivel, no puede estar en manos
privadas, sino sujeto a la dirección y control de entidades públicas legítimas
y la sociedad en su conjunto.
Lamentablemente
hoy en día, la salud se ha convertido en un gran negocio privado y lucrativo,
basta ver que son las mismas corporaciones farmacéuticas quienes financian las
investigaciones sobre enfermedades, medicamentos y los posgrados de muchos
médicos. Es decir, se han convertido en ‘jueces y parte’ dentro de un
mismo proceso, por lo tanto, dichas investigaciones, tratamientos y formación
académicas están contaminados por intereses privados y de una minoría.
Por ende, entre las
corporaciones farmacéuticas y la salud del pueblo existe un conflicto de
intereses.
Al respecto, para
los médicos (as), enfermeros (as) y demás personal sanitario, y la opinión
pública en general, es bueno RECORDAR el Juramento Hipocrático:
“Promesa
del médico
COMO MIEMBRO DE LA
PROFESIÓN MÉDICA:
PROMETO
SOLEMNEMENTE dedicar mi vida al servicio de la humanidad;
VELAR ante todo
por la salud y el bienestar de mis pacientes;
RESPETAR la
autonomía y la dignidad de mis pacientes;
VELAR con el
máximo respeto por la vida humana;
NO PERMITIR que
consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo,
nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o
cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mis pacientes;
GUARDAR Y RESPETAR
los secretos que se me hayan confiado, incluso después del fallecimiento de mis
pacientes;
EJERCER mi
profesión con conciencia y dignidad, conforme a la buena práctica médica;
PROMOVER el honor
y las nobles tradiciones de la profesión médica;
OTORGAR a mis
maestros, colegas y estudiantes el respeto y la gratitud que merecen;
COMPARTIR mis
conocimientos médicos en beneficio del paciente y del avance de la salud;
CUIDAR mi propia
salud, bienestar y capacidades para prestar una atención médica del más alto
nivel;
NO EMPLEAR mis
conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades
ciudadanas, ni siquiera bajo amenaza;
HAGO ESTA PROMESA
solemne y libremente, empeñando mi palabra de honor.”
VACUNACIÓN,
¿MULTIDOSIS Y OBLIGATORIA?
El proceso de
vacunación COVID19 es uno de los más extraños en toda la historia de la
humanidad. Pese a ser un tema mundial de interés público, se lo maneja de forma
discreta, secreta, represiva, lleno de publicidad engañosa y envuelto en
propaganda de distracción.
Es sencillo, que
las autoridades centrales de la OMS y los gobiernos contesten tres simples
preguntas:
1.-
¿Qué excipientes exactamente y, al detalle, contienen las vacunas COVID19?
2.-
¿Existen colegios médicos independientes, en distintos países del mundo, que
certifiquen y aprueben su uso?
3.-
¿Por qué no se permite realizar un registro oficial, público y en tiempo real
de los efectos adversos de las vacunas?
Poco a poco están
creando un escenario político mundial para IMPONER la vacunación multidosis y
obligatoria, impulsando la DISCRIMINACIÓN a los ciudadanos no vacunados
mediante la creación de un pasaporte o certificado COVID19; quien no lo tenga
no podrá realizar muchas actividades económicas, sociales e institucionales en
su país y otros lugares del mundo.
Esto riñe contra
los DERECHOS HUMANOS Y CONSTITUCIONALES
de las personas, recordar que NADIE PUEDE SER DISCRIMINADO por razones de
etnia, lugar de nacimiento, edad, sexo, identidad de género, identidad
cultural, estado civil, idioma, religión, ideología, filiación política, pasado
judicial, condición socioeconómica, condición migratoria, orientación sexual,
estado de salud, portar VIH, discapacidad, diferencia física; ni por cualquier
otra distinción personal o colectiva, temporal o permanente.
Estos
derechos, libertades y garantías están contemplados en la Declaración Universal
de los Derechos Humanos en su Art. 2; y, en la Constitución de la República del
Ecuador en su Art. 11, numeral 2. La persona (funcionarios públicos y/o
privados) que incumpla estas disposiciones puede incurrir en los delitos de
discriminación y actos de odio.
EL CÓDIGO DE
NÚREMBERG
El proceso de
vacunación actual contra el COVID19 está violando Tratados y Convenios
Internacionales, tal como lo es el CÓDIGO DE NÚREMBERG también conocido como
Código de Ética Médica de Núremberg establecido en el año de 1947.
En su primer artículo
(que transcribimos a continuación dada su gran importancia y actualidad) dice:
“Es absolutamente
esencial el consentimiento voluntario del sujeto humano. Esto significa
que la persona implicada debe tener capacidad legal para dar consentimiento; su
situación debe ser tal que pueda ser capaz de ejercer una elección libre, sin
intervención de cualquier elemento de fuerza, fraude, engaño, coacción u otra
forma de constreñimiento o coerción; debe tener suficiente conocimiento y
comprensión de los elementos implicados que le capaciten para hacer una
decisión razonable e ilustrada. Este último elemento requiere que antes de que
el sujeto de experimentación acepte una decisión afirmativa, debe conocer la
naturaleza, duración y fines del experimento, el método y los medios con los
que será realizado; todos los inconvenientes y riesgos que pueden ser esperados
razonablemente y los efectos sobre su salud y persona que pueden posiblemente
originarse de su participación en el experimento. El deber y la
responsabilidad para asegurarse de la calidad del consentimiento residen en
cada individuo que inicie, dirija o esté implicado en el experimento. Es un
deber y responsabilidad personales que no pueden ser delegados impunemente.”
QUE LOS COLEGIOS
DE MÉDICOS Y PERITOS SEAN QUIENES CERTIFIQUEN LA VACUNA
Dado de las
vacunas COVID19 en su gran mayoría son fabricadas por corporaciones farmacéuticas
privadas (de dudosa reputación) y en coordinación con la OMS (un organismo
multinacional dirigido por las grandes potencias por lo que ha perdido imparcialidad
y credibilidad), una de las posibles soluciones es que sean los colegios de
profesionales médicos en cada país y un grupo de peritos debidamente
acreditados, quienes CERTIFIQUEN Y APRUEBEN el uso masivo de las vacunas anti-COVID19.
Si ellos detectan
peligrosos efectos adversos de la vacuna, errores o dolo en su composición
química, o cualquier otro incidente de magnitud, simplemente se debería
retrasar el actual proceso de vacunación hasta tener información actualizada,
científica y certificada de la validez de la vacuna.
CUIDAR LA SALUD DE
FORMA INTEGRAL
Las autoridades se
centran simplemente en lo que ellos denominan ‘pasos de vida’: uso de
mascarillas, lavado de manos o alcohol y distancia social (2 metros).
Sin embargo, eso
es solo una pequeña parte del problema pues para tener buena salud se debe
cuidarla de forma integral, para lo cual a su vez se requiere de recursos
económicos suficientes.
-comida sana, de
calidad y suficiente
-sueño reparador,
en cantidad y calidad
-ejercicio físico
constante (tiempo y lugar para realizarlo)
-aire puro (controlar
la contaminación del smog y electromagnética)
-baños de sol
-bajar los niveles
de estrés (para lo cual el ciudadano debe tener trabajo, estudio, seguro
social, lugares de esparcimiento y diversión sanos, etc.)
-regular y
controlar la contaminación de alimentos, agua y aire por metales pesados, óxido
de grafeno y otros químicos peligrosos
Como podemos ver y
cualquier médico (a) honesto lo podrá corroborar: para tener una salud óptima
de las personas y la sociedad en su conjunto, se necesitan una serie de
medidas, herramientas, condiciones y contextos que, hoy por hoy, prácticamente
o no existen o son insuficientes.
Que cada persona
y/o familia luchen por su vida, salud y a la vez, por un cambio social
profundo.
CONCLUSIONES
1.-Es
necesario y urgente conocer a ciencia cierta el origen del COVID19, para saber cuál
es exactamente su composición y así poder dar el tratamiento adecuado a esta
enfermedad.
2.-El
proceso de vacunación debe parar y nada justifica su ‘obligatoriedad’ sean con
hechos afirmativos o pasivos. Mientras no sea una vacuna segura y certificada
en Fase 5, es peligroso y hasta criminal su experimentación en la población.
3.-Existen
tratamientos alternativos para el COVID19, tanto preventivos como de
emergencia; deben ser analizados y puestos a disposición de la sociedad de
forma masiva y oficial.
4.-La
salud del pueblo no es solo un tema de mascarillas, lavado de manos y distanciamiento
social; las personas y pueblos requieren subir sus defensas inmunitarias, esto
se traduce en alimentación adecuada, ropa, techo, trabajo, seguro social,
transporte, recreación, etc., lo cual debe ser financiado y/o subsidiado por el
Gobierno / Estado. Existen abundancia de recursos naturales, mano de obra
desocupada y maquinaria – tecnología a disposición, es cuestión de organizar la
producción e intercambio de bienes y servicios de forma que se beneficien las
grandes mayorías.
5.-Los
intelectuales y profesionales en general, y principalmente médicos, abogados y
periodistas debemos tomar conciencia y asumir una posición crítica respecto de
este mal llamado proceso de ‘vacunación’. Que la censura y
represión oficial no nos convierta en cómplices de este atropello a los
derechos civiles y libertades sociales, y mucho menos de un proceso masivo que
puede y ya está generando muertes, enfermedades y discapacidad en numerosas personas
vacunadas.
Nicolás
Gualle
ABOGADO,
ESCRITOR y CATEDRÁTICO
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