‘Hodierna
spes, veritas crastina’ [Esperanza de hoy, realidad del mañana]
El
postmodernismo, una corriente cultural reaccionaria impulsada por las élites
políticas y económicas desde los años 1990 en adelante, nos presenta a través
del cine, la literatura, religiones, etc., un presente y futuro social
distópico.
Se habla mucho de
inminentes guerras nucleares, pandemias catastróficas que llegarán unas tras
otras, aparecimiento de zombies, meteoritos que chocarán con la Tierra, escasez
de agua y alimentos, apocalipsis, etc., confundiendo a amplios sectores
sociales, infundiendo mucho miedo y desesperanza. Y más aún con la llegada del
Covid-19, las distopías están a la orden del día.
Pese a que
pueden llegar a ser posibles algunas de las cosas antes mencionadas, los
relatos comunicacionales oficiales NO nos aportan una salida constructiva y
esperanzadora a la sociedad, tan solo parches de remiendo, o drogas
intelectuales y emocionales (videojuegos, religiones, estupefacientes,
nihilismo, misantropía) para que la gente se evada del problema. Todo este
contexto es la distopía oficial, el relato de gobiernos y corporaciones en una
época en que su discurso se ha agotado, ya no tienen nada nuevo o valioso que
ofrecer o aportar a la civilización.
En contrapartida
existe la UTOPÍA, que según el Diccionario de la Lengua Española emitido por la
RAE, se define como:
1.
Plan,
proyecto, doctrina o sistema deseables que parecen de muy difícil realización.
2.
Representación
imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien
humano.
Durante milenios
en la civilización han existido distintas utopías, unas se han llegado a
cumplir cabalmente, otras a medias y unas cuantas no se cumplieron en lo
absoluto, pero siempre estuvieron ahí, las utopías, la esperanza de la
humanidad en un futuro mejor, en el progreso, en un nuevo amanecer, es lo que
le da sentido a la vida social, al pensamiento, a la teleología de la historia.
En este siglo
XXI, las utopías NO han muerto, están más vigentes que nunca. Y en pleno mes de
abril del año 2020, pese al Covid-19, la gran crisis económica, corrupción
gubernamental, etc., existe mucha esperanza en el futuro. ¿Razones? Vamos a
verlas.
1.-Dialéctica
de la vida y de la historia
Todo está en
constante cambio y movimiento, en la naturaleza, la sociedad y el pensamiento.
Nada es estático, eterno, inmutable, todo evoluciona de forma progresiva,
constante, como una espiral. Ejemplos en la economía, la política, la ciencia, la
moral, la vestimenta, relaciones de pareja, y mil temas más, sobran. Los seres
humanos somos parte de un largo, profundo y constante proceso de
‘hominización’, de adquirir conciencia de nosotros mismos, lo bueno y lo malo,
nuestros orígenes y lugar en el Universo.
2.-El
gen ‘cooperativista’
El ser humano es
bueno por naturaleza, es la vieja sociedad la que lo corrompe, ciertas
instituciones y grupos minoritarios con intereses egoístas. Así por ejemplo, un
niño de 4 o 5 años NO tiene maldad ‘innata’, por su cuenta propia no está
pensando y maquinando como robar, destruir, corromper, tal vez existan unos
pocos casos aislados de niños con enfermedades mentales, con patologías que los
impulsan a actuar así, pero son casos concretos y puntuales.
Después al ir
creciendo se van, nos van corrompiendo, en base a tantos engaños, opresión,
explotación, etc. Ya de adultos estamos unos todavía sanos en función del
conocimiento, la autoformación, el altruismo, la reflexión; otros, entre un
lado bueno y otro malo, al vaivén de las circunstancias, y una minoría con una
enorme maldad en su mente y corazón; no todo es lineal, hay segmentos, matices,
entre un grupo y otro.
Pero en el fondo
como especie, los Homo Sapiens tenemos un GEN COOPERATIVISTA el cual nos ha
ayudado a sobrevivir por milenios. El hecho tan simple de que para concebir un
nuevo ser humano, es necesario que otros dos (hombre y mujer) cooperen cada uno
con sus células sexuales o gametos (espermatozoide y óvulo respectivamente)
para su fecundación, embarazo y posterior alumbramiento.
Así mismo a lo
largo del paleolítico (que duró varios cientos de miles de años), cuando
vivíamos en tribus de cazadores – recolectores conformadas por un número
aproximado de 150 personas, se requería la COOPERACIÓN de todos para
sobrevivir, pues para cazar un mamut debían trabajar en equipo 12, 15 o hasta
20 hombres; o para adecuar una cueva y que ésta sea confortable (que tenga leña
para prender fogatas, pieles de animales para usarlas como colchones y cobijas
rústicos, piedras y lanzas como armamento de defensa ante ataques de osos o
tigres) debían cooperar muchos hombres y mujeres.
Y sin ir muy
lejos, en la actual civilización del siglo XXI, sin el trabajo mancomunado de
agricultores, transportistas, obreros, médicos, etc., la sociedad como tal no
podría existir, se desintegraría, nos extinguiríamos.
De esta forma
existe mucha esperanza en la actualidad, pues pese a que hay gobernantes
corruptos, corporaciones egoístas, falsos profetas, líderes oportunistas,
crisis, pandemias y demás plagas, la civilización camina hacia grandes cambios,
no es la voluntad de 2 o 3 personas, sino que está en NUESTROS GENES, en el ADN
del Homo Sapiens, la COOPERACIÓN como especie para salir adelante.
3.-La
fuerza de los trabajadores, de los productores
La base más
esencial de toda sociedad, de toda la civilización humana, es el trabajo, sin
cuya fuerza y fuente de creación de riqueza material y cultural, NO podríamos
existir. Para vivir las personas necesitamos comida, ropa, techo, medicinas,
transporte, etc., y todos esos recursos son consumibles y perecibles, hay que
producirlos de forma constante y en masa.
Quienes
realizamos eso somos los trabajadores y productores, ya se trate de trabajo
manual o intelectual, de producir alimentos, vehículos o arte; la cuestión es
que en los trabajadores existe una gran energía y esperanza pues son quienes
sostienen la columna vertebral de la sociedad entera, son la mayoría de la
población, la gente que de una forma u otra es más sana y confiable.
4.-Los
avances científicos y tecnológicos
Pese a que a
veces la ciencia es manipulada por intereses egoístas, o ciertas tecnologías
son utilizadas para oprimir, pese a todo eso, los avances científicos y
tecnológicos siempre, de una forma u otra, en uno u otro grado, van a jugar a
favor de un futuro mejor para la humanidad, son fuente en sí mismas de progreso
y esperanza.
5.-El
arte y la cultura
En ningún otro
terreno del pensamiento y el accionar humanos, se expresan de forma tan nítida
lo grandioso y brillante que podemos llegar a ser como especie, expresando en
escritos, cuerdas, lienzos, esculturas, óperas, etc., elevados sentimientos de
belleza, gratitud, amor, compañerismo, esperanza. Desde luego, esto no es
lineal, hay segmentos, matices, contextos, pero la esencia de progreso y
esperanza se mantienen en casi todo el arte y la cultura.
6.-El
gran acumulado histórico de la humanidad
Finalmente,
cuando sintamos miedo o desesperanza, tan solo basta voltear a ver el pasado de
la humanidad, el gran acumulado histórico de ciertas épocas y periodos;
particularmente me afianzo en los últimos 600 años de la civilización.
Ahí tenemos tres
grandes oleadas de lo mejor y más avanzado del pensamiento y el accionar
humanos: el RENACIMIENTO, la ILUSTRACIÓN (o Siglo de las Luces) y la
DIALÉCTICA.
En estas últimas
décadas la sociedad, el sistema, están en una fase de descomposición y
oscuridad crecientes, sin embargo tomándolo en un contexto histórico son apenas
unas cuantas páginas malas, pues en el gran libro de la civilización humana hay
mucho de lo cual aprender y, principalmente, seguir avanzando hacia adelante, a
nuevas páginas y capítulos épicos, luminosos, esperanzadores.
Nicolás Gualle
ESCRITOR Y
CONFERENCISTA
Contactos:
Email: nicoega@yahoo.com.ar
Whatsapp: 0998725157
Pág. Web:
https://nicolasgualle-escritos.blogspot.com
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