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Abg. Nicolás Gualle 0998725157

martes, 4 de febrero de 2020

CORONAVIRUS, DEL PÁNICO A LA ESPERANZA…


A estas alturas la gran mayoría de personas ya estamos informados sobre qué es el coronavirus (2019-nCoV), sus síntomas, formas de transmisión, países donde existen casos confirmados y sospechosos, además de la existencia de laboratorios y gobiernos que están trabajando en la vacuna y medicinas respectivas para hacer frente a esta pandemia…, claro está haciendo gran negocio con la vida y la salud de los pueblos.
Si bien es real que es un virus agresivo y peligroso (del cual debemos cuidarnos con ciertas medidas dietéticas e higiénicas) hay que darse cuenta que está siendo sobredimensionado a propósito y con distintos fines. Estadísticamente hay decenas de miles de personas que mueren cada día en el mundo producto del cáncer, VIH, diabetes, desnutrición, influenza, etc., y de esto casi ningún noticiero lo pone en primera plana una y otra vez en sus distintas ediciones.
Pero bueno eso lo analizaremos al detalle en próximas entradas. En este artículo vamos a estudiar el trasfondo y los mensajes que nos trae esta enfermedad/convulsión social. No, no tiene nada que ver con algún pensamiento esotérico; nos referimos a situaciones objetivas y concretas, ya que siempre una enfermedad, los desastres y las crisis solo ponen en evidencia una serie de problemas latentes y pre-existentes en la sociedad, y que eclosionan con fuerza en un momento y lugar determinados poniendo al desnudo las debilidades de un sistema.
En la historia hay muchos casos al respecto, pero vamos a ver tres de relevancia.
La peste negra
La peste negra o peste bubónica fue una enfermedad letal que asoló al mundo, principalmente Europa occidental entre los años 1300 – 1350. Fue producida por un bacilo, del cual eran portadoras las pulgas y ratas. Murió un aproximado de 125 millones de personas.
La peste negra causó la muerte sobretodo de campesinos, plebeyos, de las masas pobres de Europa, Asia y África, quienes vivían hacinados, sin condiciones de higiene mínimas, en situación de desnutrición y con jornadas de trabajo agrario y artesanal extenuantes, lo que reflejaba la descomposición profunda del régimen feudal.
Los reyes, señores feudales y el clero tuvieron menos víctimas en sus filas pues estaban mejor alimentados, vivían en lugares limpios y abrigados, dormían lo suficiente y tenían recursos para médicos y medicinas.
Tras la peste negra, toda la sociedad se remeció en sus cimientos, las masas cuestionaron a la religión y al poder de los reyes, sucedió entonces paulatinamente un poderoso movimiento científico y cultural denominado EL RENACIMIENTO que se dio a lo largo de los siglos XV y XVI.
La gripe española
La gripe española o gran pandemia de gripe fue extremadamente letal, sucedió entre los años 1918 y 1919 y afectó tanto a Europa, EEUU, México, Rusia, India, China, África subsahariana, Australia, Chile y Perú, con un total aproximado de 100 millones de víctimas mortales.
La causa de esta gran pandemia de gripe fue la Primera Guerra Mundial, una guerra de reparto de colonias entre las grandes potencias, tras cuatro largos años de cruentos combates, saqueos, matanzas, hambrunas, los trabajadores y soldados quedaron extenuados, con sus sistemas inmunológicos extremadamente debilitados y por ende vulnerables a infecciones y enfermedades. Además el desplazamiento de tropas de un país y ciudad a otros distantes, ocasionaba que el virus se esparciera con una gran rapidez.
La gripe española remeció a tal nivel las entrañas de la sociedad de aquellos años, que contribuyó al repudio masivo a la Primera Guerra Mundial y los consiguientes levantamientos populares en favor de la paz, la tierra y el pan.
El mega-terremoto de Lisboa
El 1 de noviembre de 1755 se produjo el gran terremoto de Lisboa (Portugal) que tuvo una intensidad de 9 en la escala de magnitud del momento y una duración de aproximadamente 6 minutos. El evento sísmico devastó a Lisboa, derrumbando muchas edificaciones, generando incendios en talleres y templos, y finalizó con tres tsunamis que terminaron de ahogar a los sobrevivientes. Murieron cerca de 100 mil personas.
En el siglo XVIII (1700 – 1800), Europa se encontraba en medio de una gran batalla ideológica y política, entre las ideas de la Ilustración (naciente burguesía) y las tesis medievales retrógradas de la Iglesia Católica y los reyes. Este acontecimiento natural fue la estocada final para la Inquisición, reyes y curas, que NO pudieron explicar tal suceso ante los pueblos, y tampoco estaban preparados científicamente para hacer frente a desastres naturales, pues pensaban que todo se podía resolver ‘orando’.
El resultado final fue que el gran terremoto de Lisboa puso en evidencia la crisis del sistema feudal – clerical, y generó en los pueblos la necesidad de nuevas creencias, conocimientos y raciocinio, lo cual desembocó años después en la Independencia de los Estados Unidos en 1776 y la Revolución Francesa de 1789.
El coronavirus y el mundo del siglo XXI
La cepa actual del coronavirus ha llegado en un momento muy complejo para la humanidad. De hecho, la misma forma en que se ha diseminado entre los ciudadanos de Huwan – China está llena de misterios y medias verdades; según las autoridades y la prensa lo atribuyen a una ‘sopa de murciélago’, lo cual no es nuevo en la gastronomía de China, entonces debía haber sucedido hace siglos o milenios, por lo que dicha hipótesis es poco creíble.
Otros hablan de una conspiración mundial, de que el actual coronavirus es un arma biológica para la lucha comercial entre las súper-potencias capitalistas como EEUU y CHINA, de hecho la bolsa de valores del gigante asiático registra una caída del 8%, la más grande de los últimos cinco años. Para quienes crean que algo así es imposible, investiguen sobre los experimentos químicos y biológicos de los nazis y japoneses durante la Segunda Guerra Mundial; en particular la biografía de Josef Mengele (oficial alemán de las SS conocido en los campos de concentración como ‘ángel de la muerte’), y los experimentos japoneses del escuadrón 731.
Ojo, desde este espacio intelectual no estamos a favor ni de EEUU, CHINA o RUSIA, pues todas esas súper-potencias están cuidando únicamente sus mezquinos intereses en detrimento de la economía, salud y soberanía de muchas naciones y pueblos pequeños.
El mundo en el siglo XXI está al borde de un colapso, no se trata de ser pesimistas, ni catastróficos, sino realistas. Pero al mismo tiempo existe gran esperanza, pues los momentos difíciles sacuden conciencias, reorganizan a las personas y los pueblos, permiten que se renueven, renazcan en medio del caos y el conflicto.
El coronavirus ha puesto en evidencia la fragilidad de la economía mundial, la desatención sanitaria de los gobiernos para con sus pueblos, los problemas de la globalización y su flujo de personas y mercancías, la desnutrición de pueblos que están a merced de virus, bacterias y todo tipo de enfermedades, las pugnas entre Occidente y Oriente, etc.
El futuro
El siglo XXI traerá consigo muchas cosas nuevas e interesantes. Apenas estamos en el año 2020, así que tenemos de largo…y digo tenemos porque aunque la vida personal de un ser humano es bastante corta, la de la sociedad en su conjunto es larga. El coronavirus es un obstáculo más en el devenir de la civilización contemporánea que, más allá de sus alcances y secuelas, será superado.
Existe un proceso de ‘hominización’ del ser humano que tiene aproximadamente 10 mil años de evolución social, es decir en el que se va ‘civilizando’ poco a poco, adquiriendo conciencia de sí mismo, de sus posibles orígenes, de su presente, su relación con la naturaleza, el futuro, etc. Hasta antes del Renacimiento y la Ilustración la humanidad estaba en una edad infantil, sumamente inmadura, llena de miedos y supersticiones. Después de esas gloriosas etapas, hemos avanzado a una edad adolescente, con mayor conciencia pero aún lejos de una plena juventud con madurez, a ella llegaremos en las siguientes décadas de todo este siglo XXI.
El desarrollo de la humanidad es progresivo entre problemas y conflictos, pero siempre va hacia arriba y hacia adelante, es la dialéctica de la historia; éste siglo no será diferente, entre niebla y oscuridad se vislumbra un nuevo sol, el SOL del conocimiento, de la ciencia, del arte y la cultura, del compañerismo, la amistad y solidaridad, el romanticismo y el altruismo, la cooperación y apoyo mutuos entre las personas y los pueblos.
Nicolás Gualle
ESCRITOR y CONFERENCISTA
Contactos:
Email: nicoega@yahoo.com.ar
Whatsapp: 0998725157

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