Es evidente que el actual sistema a nivel mundial está
agotado y llegando poco a poco a su final, pues comienza a presentar problemas
y contradicciones por todas partes. Esto no significa que su desplome será en
meses o unos pocos años, al contrario, es un largo y complejo proceso que
llevará décadas enteras consigo y otras tantas décadas para construir uno
nuevo.
Sin embargo, la gran pregunta que se da
simultáneamente es: ¿qué tipo de sistema y sociedad requiere la humanidad?
Es evidente que cada país tiene un proceso de
desarrollo desigual y necesidades propias que atender, pues no es lo mismo una
potencia industrial que un país semi-feudal, un país de occidente que uno de oriente,
repúblicas grandes y pequeñas, etc.
Independientemente de lo anterior, el nuevo sistema
que surja en la civilización a lo largo del siglo XXI deberá tener, a grandes rasgos,
los siguientes elementos si lo que se pretende realmente es el progreso social de
forma objetiva, tangible y justa:
1.-INDUSTRIALIZACIÓN Y TECNOLOGÍA
La única economía posible que sea sustentable de forma
permanente y masiva es una sociedad industrializada y con tecnología de punta, para
que exista una alta producción de alimentos, ropa, calzado, medicinas,
vehículos, maquinaria, carreteras, edificios, etc. Toda sociedad anclada al
pasado feudal, semi-feudal o ‘agrícola-artesanal’ está condenada al fracaso.
Las industrias y tecnologías deberán ser patrimonio de
la humanidad y, como tales, de uso y disponibilidad universales.
2.-CIENCIA Y LAICISMO
La sociedad deberá reestructurarse en base al
conocimiento científico (objetivo, comprobable, de validez universal y
sujeto a leyes y principios) y al laicismo (plena separación e independencia
del Estado con las iglesias y religiones).
Es respetable y comprensible el desarrollo cultural de
cada país y sociedad; sin embargo, la ciencia y el laicismo son los que han
permitido el avance intelectual, emocional y artístico de los pueblos.
3.-ASOCIACIONES DE TRABAJADORES Y PRODUCTORES
Todo tipo de Gobierno y/o Estado, que esté constituido
en base a unos pocos individuos que ejercen el poder desvinculados de los
pueblos, deviene tarde o temprano en tiranía. Los sistemas políticos integrados
por burocracias doradas y corporaciones privadas sirven a intereses de minorías
y son muy propensos a la corrupción.
El presente y futuro corresponde a formas de repúblicas
basadas en el poder de asociaciones de trabajadores y productores; es decir,
solo deberían tener voz y voto quienes trabajen y/o produzcan algo, ya sea trabajo
manual o intelectual, que produzcan alimentos, arte o conocimientos, etc. Sólo
quien es útil a la sociedad de alguna manera, es quien merece gobernar y cogobernar
los destinos de un país.
4.-FRATERNIDAD Y COOPERACIÓN
Toda la vieja cultura de la competencia desenfrenada,
el consumismo, guerra de los sexos, animalismo, nihilismo y misantropía, tiene
a la sociedad entera al borde del colapso. El nuevo sistema deberá sentar sus
bases sobre la fraternidad y cooperación entre las personas y los pueblos,
entendiendo que la superación del individuo deberá realizarse en consonancia
con los intereses y necesidades colectivas, beneficiándose mutuamente.
Algunas personas podrán objetar diciendo que todo o
parte de lo anteriormente dicho es ‘utópico’, ‘fantasioso’, etc., sin embargo, la
evolución social y el desarrollo de la historia jamás se detienen.
Claro está, este gran proceso transformador que cursará
todo el siglo XXI no será obra de un líder, grupo o partido, sino de cientos de
millones de personas a lo largo y ancho del planeta; los ‘libertadores’ no
existen, son los pueblos quienes se liberan a sí mismos. El papel de los intelectuales
es más modesto, tan solo contribuir con las luces del conocimiento, guía y
esperanza al conjunto de la sociedad.
Nicolás Gualle
ESCRITOR y CONFERENCISTA
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