La propiedad
privada en sí no es mala, pero aquella que es fruto del trabajo y méritos
propios, y que cumple una función social. No aquella que es producto de la
explotación laboral, los ilícitos, la corrupción, el latrocinio público, las
guerras de opresión.
Pese a este
panorama complejo, un sector de la intelectualidad tenemos optimismo. El
conocimiento, la investigación, confieren un gran poder y sabiduría para
comprender el devenir histórico. A pesar de todo, la humanidad camina hacia una
época de grandes cambios, no se trata de meses o un par de años, serán varias
décadas, pero el camino es inevitable.
Está en nuestra
esencia genética y natural el ser altruistas, la cooperación, el apoyo mutuo,
ser gregarios, vivir en tribus, en comunidades. Si no, simplemente nos
hubiéramos extinguido hace 50 mil años cuando evolucionamos al Homo Sapiens y
vivíamos en las cavernas, rodeados de bestias salvajes, peligros y un clima
adverso.
El apoyo mutuo,
el trabajo en equipo nos permitieron sobrevivir y reproducirnos en comunidad.
Después vino la propiedad privada de las tierras, bosques, instrumentos de
trabajo, personas…y lo demás es historia conocida.
El círculo se va
cerrando, el sistema comienza a romperse por todas partes. No es la naturaleza
ni el ser humano quienes están en crisis, sino un sistema ultra-egoísta,
mercantilista, monopólico el que ya casi no resiste más. Tiempo más, tiempo
menos. Para entonces, los intelectuales progresistas, los abogados en nuestro
caso, debemos poner nuestro conocimiento, habilidades sociales y técnicas al
servicio de las grandes causas sociales, para construir una nueva sociedad
donde realmente brille la convivencia, con armonía y justicia.
Fragmento
del libro: ‘SELECCIÓN DE ESCRITOS V’
Nicolás Gualle
ESCRITOR y
CONFERENCISTA
Contactos:
Email:
nicoega@yahoo.com.ar
Whatsapp:
0998725157
No hay comentarios:
Publicar un comentario